diciembre 23, 2021

La inquietante belleza de las salamandras: mírame pero no me toques

 ‘La Vanguardia’

Por Jose Luis Gallego. Divulgador ambiental Planeta vino. 21/10/2020.



La afluencia de boletaires a los bosques, atraídos por la abundancia de 
setas, coincide estos días con el retorno a la actividad de uno de los 
animales más bellos enigmáticos de nuestras arboledas: 
la salamandra común.

Este fascinante urodelo (nombre con el que los herpetólogos clasifican a 
los anfibios con cola) abandona ahora su letargo estival: el período de 
estiaje que lo ha mantenido escondido en su cubil desde la pasada primavera para evitar así tener que hacer frente a los meses más secos del año.

El celo de la salamandra tiene lugar bien entrado el otoño, cuando los arroyos y las fuentes vuelven a colmarse de agua y los ambientes forestales se condensan de humedad. En esas condiciones óptimas para su desarrollo, encendidas por el celo, la observación de estos parientes cercanos a las ranas y los sapos se hace más común que en ningún otro momento del año, resultando bastante probable toparse con alguna de ellas al visitar cualquiera de nuestros bosques húmedos.

En mis cuadernos de campo tengo anotadas numerosas citas de salamandra común en distintos lugares de nuestra geografía, y curiosamente buena parte de dichos encuentros se han dado durante estos días del año: en la segunda quincena de octubre.

¿Dónde viven?

Las he hallado un 21 de octubre trepando por las rocas cubiertas de musgo en el interior de un hayedo del valle de Baztán, a los pies de un nogal en los Picos de Europa un día 24 o desplazándose lentamente y con su parsimonioso paso a cuatro manos bajo la lluvia matinal en un robledal del Montseny, en la víspera de la castañada. Todos esos encuentros me han deparado mágicos momentos en la naturaleza.

Y es que los llamativos colores de este anfibio lo han convertido en uno de los animales más célebres de la fauna ibérica. En función de cómo los combinan en su librea, si lucen el negro como base con rayas y topos amarillos, o muestran el aspecto contrario, tono general amarillo limón salpicado de manchas negras, los herpetólogos han logrado diferenciar hasta cinco subespecies diferentes de salamandra común en la península ibérica.

Pero el objetivo de tan exótica apariencia no es diferenciarse por grupos. Lo que ha llevado a la salamandra a dotarse de esos colores tan marcados y provocadores es una cuestión de supervivencia. Con su aspecto están dirigiendo un mensaje de advertencia a sus enemigos naturales: ojo que soy un bocado indigesto.

Por todo ello, si en algún momento de desesperación por el hambre, el zorro, la garduña o el tejón se atrevieran a metérsela en la boca, tardarían apenas un instante en escupirla y aprender la lección que anunciaban sus colores (...)

Artículos de Ecogallego en ‘La Vanguardia’:

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Ecogallego LVN  

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