17/11/22
Tere Siña Así estamos...
Rosa Chillerón Peña. Cádiz
+ Ley educativa: Cuando enseñar se convierte en misión ...
9 nov 2022 --- Soy profesora de Biología y Geología de Enseñanza Secundaria y Bachillerato en un instituto público desde hace 33 años. Durante este tiempo he conocido seis leyes educativas y esta última, la Lomloe, es ya la séptima. En todo este recorrido he ido viendo cómo los modernos conceptos y términos pedagógicos iban invadiendo poco a poco nuestra tarea como docentes. Bajo la premisa de motivar al alumnado, de bajar la tasa de abandono escolar, de mejorar los resultados en esos informes PISA en los que España sale bastante mal parada…, la educación se ha convertido en moneda de cambio de los políticos: incapaces de consensuar una Ley de Educación perdurable en el tiempo, se empeñan en camuflar las deficiencias del sistema educativo bajo una jerga pedagógica indescifrable para la mayoría de los docentes. En la Enseñanza Secundaria y el Bachillerato, el profesorado, especialistas en Matemáticas, Latín, Biología, Química, Lengua, Geografía, Historia, Dibujo, Filosofía, y demás materias (no quiero dejar a nadie fuera), tenemos que dedicar más tiempo y esfuerzo a descifrar lo que el sistema quiere que hagamos que a enseñar nuestras materias. Parece que en los tiempos actuales los contenidos ya no son importantes (no sé si pensaríamos lo mismo en el caso de los futuros ingenieros, arquitectos, historiadores, enfermeros o médicos, por poner algunos ejemplos). Nos hablan de descriptores operativos, perfiles de salida, indicadores de logro, situaciones de aprendizaje, competencias específicas. Nos piden implementar una Ley que ni siquiera entendemos. No creo que enseñar deba convertirse en un papeleo interminable, en el que, para poner la calificación a un alumno, haya que ser experto en complejos programas matemáticos o recurrir a infinidad de cursos que agotan nuestro tiempo y energía. ¿No será que lo que se quiere conseguir es que nos dé hasta miedo suspender a un alumno? Así mejorarán, sin duda, los resultados académicos. Yo quiero enseñar Biología, preparar actividades para ello, estar al tanto de los avances y las novedades científicas. Este aluvión burocrático me lo impide. No se confía en nuestro criterio y saber hacer. ¿No se dan cuenta que están acabando con las vocaciones de los docentes? Lo veo día a día en mi entorno de trabajo, entre mis compañeros, docentes muy preparados y profesionales. Estamos cansados, abrumados, sobrepasados. Esta profesión necesita esfuerzo, paciencia, energía e ilusión. La que teníamos y nos están quitando. Rosa Chillerón Peña (Correo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario