febrero 13, 2024

El Salto. El colapso de la agricultura europea empieza en Francia, de Javier Guzmán

 Javier Guzmán director de Justicia Alimentaria

31 ENE 2024

El actual modelo se ha de acabar, necesitamos una verdadera transición ecológica del sistema alimentario, sacarlo de una vez de la dinámica del libre mercado global.

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Empezamos a sufrir las consecuencias directas de las movilizaciones de los agricultores franceses, que tienen bloqueadas las carreteras más importantes del país. No es una acción reivindicativa aislada, ya que hace días que la movilización agraria del país vecino está volcando el contenido de camiones provenientes de España sin que ningún medio de comunicación haya puesto mucho interés para llegar al fondo de la cuestión, y eso que la movilización es masiva, como antes ya sucedió en Alemania y Holanda.

(...) La protesta, la colère, pone de manifiesto algo que ya es sabido pero que ahora asistimos a su explosión en tiempo real, que no es sino el fracaso del actual modelo neoliberal globalizado de la alimentación. Es obvio que esta crisis no es de ahora y que lleva décadas de manera silenciosa llevándose por delante el modelo de la agricultura familiar, un modelo atrapado por la falta de renta, de relevo generacional, de aumento de poder por parte de la cadena alimentaria y grandes supermercados y distribuidoras compitiendo en el mundo global. Si ahora explota de manera tan virulenta, en esta época del tardocapitalismo, es porque han aparecido nuevos factores que también amenazan a las grandes empresas agrarias y propietarios. No en vano, quiénes impulsan estas protestas son las patronales agrarias más importantes de Francia.

(...) Se acabó la energía barata. Se acabó el agua. Se acabó hacer ver que el patrón climático no ha cambiado. Se acabó el uso indiscriminado de pesticidas. Se acabaron los fertilizantes sintéticos. Se esfumó la fertilidad natural de los suelos. Se acabó hacer ver que las granjas intensivas no contaminan. Se acabó la época donde la economía pasaba por encima de los grandes conflictos entre bloques. Bienvenidos a la enfermedad asociada a la alimentación procesada y a los trastornos alimentarios que asolan a la población. Ya no hay parches posibles para salvar al actual modelo. La ilusión ha terminado, bienvenidos al desierto de lo real.

(...) La contrarreforma agraria se entiende, pero no se puede compartir. Los tímidos avances en materia ambiental o climática a nivel europeo han sido duramente contestados por una gran parte de las organizaciones agrarias europeas. Normal. La patronal, que ve como le llega el agua al cuello -agua que ya tiene ahogados a miles de agricultores familiares de pequeña escala- y pone como objetivo derribar las barreras que necesita para mejorar su competitividad, siguiendo el actual paradigma que nos ha llevado hasta aquí. La misma patronal que ha decidido que la culpa no es de los tratados de libre comercio y desregulación, sino de las normativas medio ambientales y contra el cambio climático. En el mismo momento que la UE está negociando nuevos tratados de libre comercio con los países de Mercosur.

Normativas que en realidad llegan tarde, y que han sido pocas. No tenemos más que ver como a final de año se prorrogó el uso de pesticidas tóxicos como el glifosato o como no salió adelante la normativa para la reducción de pesticidas.

Nos preguntábamos, ¿y ahora qué? Si la descarbonización es obligada. Si queremos proteger el futuro de nuestros hijos. Si la agricultura de Europa no puede ir contra la vida, ¿ahora qué? Pues es el momento de la agricultura familiar y local. Un modelo que es indispensable para los europeos para asegurar nuestra alimentación, salud y medioambiente en este nuevo contexto.

El actual modelo se ha de acabar, necesitamos una verdadera transición ecológica del sistema alimentario, sacarlo de una vez de la dinámica del libre mercado global abandonando este modelo agoexportador basado en el consumo de agua, los hidrocarburos y la explotación de trabadores migrantes.

Se trata de poner la soberanía alimentaria en el centro de la política agraria, nuestra salud y medio ambiente. Necesitamos políticas de transición que aborden de una vez por todas la reconversión de este sistema. No podemos abandonar a los agricultores/as a su suerte. Necesitamos repensar la alimentación y realizar un giro de 360º. La protesta y revolución será necesaria, pero hacia el lado contrario.

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