Javier Nix Calderón ¡Feliz día de la República! · LO QUE HIZO LA REPÚBLICA
Creo que no es un secreto para nadie que la Segunda República no fue un
elixir mágico. Aunque lo intentó, no pudo solucionar los problemas de
España. Las masas de obreros y campesinos de la nación apenas vieron
mejoradas sus condiciones de vida. Siguieron explotados, cobrando
jornales de hambre, pisoteados por los poderes fácticos de España: la
nobleza y burguesía terrateniente y la alta jerarquía eclesiástica. La
Segunda República trató de crear un Estado liberal fuerte, de corte
burgués, imitando el modelo de las democracias occidentales. Era una
República que trataba de construir un mundo de orden para uso y disfrute
de las clases medias, y reprimió lo que desde el poder se consideraban
"excesos revolucionarios", que no eran sino el grito desesperado de una
clase social que llevaba demasiados años resistiendo en condiciones de
miseria difíciles de imaginar hoy en día.
Y aunque tengo por norma no rendir pleitesía a ningún Estado o forma de gobierno, quiero recordar aquí alguno de los motivos por los que la Segunda República fue tan odiada por los sectores más retrógrados de la sociedad:
1. EL FIN DE LA MONARQUÍA. Expulsó con la fuerza de las urnas a Alfonso XIII, posiblemente el rey más corrupto, con permiso de alguno de sus antepasados, que ha gobernado este país.
2. LA IGUALDAD. Reconoció la igualdad jurídica entre hombres y mujeres. Reconoció el derecho al divorcio y al aborto. Otorgó el voto a las mujeres. Más vale tarde que nunca.
3. EL LAICISMO. Tras siglos de dominio de la religión, el Estado pasaba a ser laico.
4. LA JUSTICIA SOCIAL. Comenzó la Reforma Agraria. Insuficiente, sí. Inconclusa, sí. En el país más desigual de la Europa de aquella época, cualquier cambio era pequeño.
5. LA EDUCACIÓN PÚBLICA. Se dignificó la figura del maestro. Se abrieron miles de escuelas por todo el país: desde grandes ciudades a pueblos remotos, miles de niños disfrutaron de una educación integral. Su clase social no importaba. El niño se convirtió en el centro del proceso de aprendizaje. Apareció, por primera vez en nuestra historia reciente, la pedagogía moderna: las clases magistrales se complementaron con excursiones al campo, representaciones teatrales, debates. Niños y niñas compartían pupitre. No sólo se les educó: también se les vistió y se les dio de comer, si su situación lo requería. Todo estaba impregnado del fresco aroma de la Institución Libre de Enseñanza. La República abrió las ventanas de España y ventiló el olor a moho de siglos de oscurantismo religioso.
6. LA CULTURA. Se crearon cientos de misiones pedagógicas para llevar la cultura española a miles de pueblos, lugares en los que sus habitantes nunca habían visto un automóvil o un fonógrafo. Federico García Lorca, Rafael Alberti o María Zambrano, entre muchos otros, llevaron bibliotecas, cuadros, películas, canciones y obras de teatro a un país hambriento de pan, pero también de conocimiento, con un pavoroso 50% de analfabetismo.
Estos fueron algunos de sus logros. Pero había una España que no toleraba la modernidad, que la odiaba, que la temía, que la evitaba, y que el 18 de julio del 36 afiló los cuchillos y se lanzó a la calle. Esa España estaba dispuesta a todo para ganar la guerra, "cueste lo que cueste, incluso si eso supone tener que matar a la mitad de España", como diría Franco en una entrevista en Tetuán una semana después del golpe de Estado. Esa España ganó. Esa España gobernó 40 años. Esa España aún colea, más a menudo de lo que a muchos nos gustaría.
De la República nos queda el recuerdo dulcificado por la derrota. Porque la República no fue la panacea, ni una Arcadia feliz. Porque la verdad es que la República apenas fue. Fue muy poco, pero fue todo lo que la dejaron ser. Y aunque no me gustan las banderas, veo la republicana y sonrío un poco. Porque el morado me parece un color hermoso. Porque esa bandera luchó contra el fascismo. Porque esa bandera perdió la guerra, pero nunca, jamás, perdió ni un ápice de dignidad.
Y aunque tengo por norma no rendir pleitesía a ningún Estado o forma de gobierno, quiero recordar aquí alguno de los motivos por los que la Segunda República fue tan odiada por los sectores más retrógrados de la sociedad:
1. EL FIN DE LA MONARQUÍA. Expulsó con la fuerza de las urnas a Alfonso XIII, posiblemente el rey más corrupto, con permiso de alguno de sus antepasados, que ha gobernado este país.
2. LA IGUALDAD. Reconoció la igualdad jurídica entre hombres y mujeres. Reconoció el derecho al divorcio y al aborto. Otorgó el voto a las mujeres. Más vale tarde que nunca.
3. EL LAICISMO. Tras siglos de dominio de la religión, el Estado pasaba a ser laico.
4. LA JUSTICIA SOCIAL. Comenzó la Reforma Agraria. Insuficiente, sí. Inconclusa, sí. En el país más desigual de la Europa de aquella época, cualquier cambio era pequeño.
5. LA EDUCACIÓN PÚBLICA. Se dignificó la figura del maestro. Se abrieron miles de escuelas por todo el país: desde grandes ciudades a pueblos remotos, miles de niños disfrutaron de una educación integral. Su clase social no importaba. El niño se convirtió en el centro del proceso de aprendizaje. Apareció, por primera vez en nuestra historia reciente, la pedagogía moderna: las clases magistrales se complementaron con excursiones al campo, representaciones teatrales, debates. Niños y niñas compartían pupitre. No sólo se les educó: también se les vistió y se les dio de comer, si su situación lo requería. Todo estaba impregnado del fresco aroma de la Institución Libre de Enseñanza. La República abrió las ventanas de España y ventiló el olor a moho de siglos de oscurantismo religioso.
6. LA CULTURA. Se crearon cientos de misiones pedagógicas para llevar la cultura española a miles de pueblos, lugares en los que sus habitantes nunca habían visto un automóvil o un fonógrafo. Federico García Lorca, Rafael Alberti o María Zambrano, entre muchos otros, llevaron bibliotecas, cuadros, películas, canciones y obras de teatro a un país hambriento de pan, pero también de conocimiento, con un pavoroso 50% de analfabetismo.
Estos fueron algunos de sus logros. Pero había una España que no toleraba la modernidad, que la odiaba, que la temía, que la evitaba, y que el 18 de julio del 36 afiló los cuchillos y se lanzó a la calle. Esa España estaba dispuesta a todo para ganar la guerra, "cueste lo que cueste, incluso si eso supone tener que matar a la mitad de España", como diría Franco en una entrevista en Tetuán una semana después del golpe de Estado. Esa España ganó. Esa España gobernó 40 años. Esa España aún colea, más a menudo de lo que a muchos nos gustaría.
De la República nos queda el recuerdo dulcificado por la derrota. Porque la República no fue la panacea, ni una Arcadia feliz. Porque la verdad es que la República apenas fue. Fue muy poco, pero fue todo lo que la dejaron ser. Y aunque no me gustan las banderas, veo la republicana y sonrío un poco. Porque el morado me parece un color hermoso. Porque esa bandera luchó contra el fascismo. Porque esa bandera perdió la guerra, pero nunca, jamás, perdió ni un ápice de dignidad.
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