Hace unos minutos, en "Viva la vida", Emma García y unos cuantos
tertulianos descerebrados y bocazas vomitaban hediondo y nocivo morbo,
desinformando en relación con el crimen de Godella; que eso vende tela y
aporta sustanciosos dividendos tanto al grupo de "comunicación" para el
que trabajan como a sus bolsillos. Y en esto aparece un funcionario de
prisiones, psicólogo he creído entender, que les sale rana, al poner de
manifiesto las muchas deficiencias de
nuestro sistema penitenciario con respecto a los penados y preventivos
con problemas mentales. La presentadora, entonces, con esa carita de no
haber roto en su vida un plato y visiblemente nerviosa, lo corta de
manera abrupta con la siempre socorrida excusa de que hay que ir a
publicidad, y no sin antes emplazarlo a continuar hablando del tema tras
los puñeteros y casi inacabables anuncios. Y nunca más volvimos a saber
de aquel señor y sus interesantes y muy ilustrativas declaraciones, que
casi habíamos olvidado por completo tras tanta incitación al juego
online y otros estúpidos y alienantes vicios consumistas. Y así con
todo.
Rafa León Y que no se esfuerza —esa sociedad, digo— en tratar de vislumbrar lo que se oculta tras esa basura televisiva. Porque lo cierto es que esos programas, que sólo deberíamos consumir con cuentagotas, son de lo más revelador siempre que nos enfrentemos a ellos con afán de escarbar en el estiércol.
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