octubre 16, 2019

Los niños como factores de producción a través de los tiempos, de Fernando Broncano

Fernando Broncano R     16/9/2019·
Para una historia de la economía. Cada vez que volváis a ver Mary Poppins, recordad esto:
Para la mayoría de seres humanos, tanto niños como adultos, el factor dominante de la vida hasta la llegada de los tiempos modernos fue pura y absolutamente económico. En los hogares más pobres —y eso, naturalmente, era la mayoría de los hogares—, cada persona era, desde el momento más temprano posible, una unidad de producción. John Locke, en un documento presentado a la Cámara de Comercio en 1697, sugería que los hijos de los pobres empezaran a trabajar a partir de los tres años de edad, y nadie lo consideró poco realista o despiadado. Es poco probable que el «Pequeño niño azul» de la canción de cuna —el que nunca conseguía mantener alejadas a las ovejas del prado y a las vacas del maíz— tuviera más de cuatro años de edad, ya que los niños más mayores trabajaban en labores más duras. En las peores circunstancias, los niños eran sometidos a veces a los trabajos más extenuantes. Incluso con seis años de edad, tanto niños como niñas empezaban a trabajar en las minas, donde su menuda estructura les permitía acceder a los espacios más estrechos. Debido al calor y con el fin de ahorrar en ropa, solían trabajar desnudos. (También los hombres adultos trabajaban desnudos; las mujeres lo hacían desnudas de cintura para arriba.) Los que trabajaban en las minas no veían la luz del sol durante gran parte del año, lo que hacía que muchos estuvieran raquíticos y débiles por la carencia de vitamina D que ello implicaba. Pero incluso los trabajos comparativamente más livianos resultaban peligrosos. Los niños que trabajaban en las fábricas de cerámica y alfarería de la región central de Inglaterra se dedicaban a limpiar recipientes que contenían restos de plomo y arsénico, lo que les provocaba un lento envenenamiento que acabó condenando a muchos de ellos a parálisis, perlesías y ataques de apoplejía. Los niños trabajadores menos envidiados eran los deshollinadores, o «chicos trepadores», como se los conocía también. Empezaban temprano, trabajaban muy duro y morían antes que los integrantes de cualquier otro grupo. La mayoría iniciaba su breve carrera con cinco años, aunque hay constancia de un pequeño que empezó en la profesión con tres años y medio, una edad en la que incluso las tareas más sencillas tenían que resultar confusas y aterradoras. Se empleaban niños porque los tiros de las chimeneas eran estrechos y a menudo tremendamente enrevesados. «Los había que —escribe John Waller— formaban ángulos rectos, luego se desplegaban en horizontal o en diagonal, zigzagueaban incluso o se precipitaban hacia abajo antes de elevarse hacia el conducto exterior. Había una chimenea en Londres que cambiaba asombrosamente de dirección catorce veces.» Era un trabajo brutal.
Bryson, Bill. En casa..
PD:
"Pocos datos más reveladores existen en la Gran Bretaña del siglo XIX que el hecho de que la fundación de la Society for the Prevention of Cruelty to Animals precediera en sesenta años a la fundación de una organización de carácter similar para la protección de los niños. Y no es menos notable que en 1840, poco más de una década y media después de su fundación, la primera se llamara Royal [«Real»] Society for the Prevention of Cruelty to Animals. La National Society for the Prevention of Cruelty to Children sigue sin tener actualmente la bendición real."
Bryson, Bill. En casa .

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