4 de febrero 2021 Berta Gómez
El 5 de febrero de 1967 se suicidaba Violeta Parra abrazada a su guitarra. Berta Gómez le dedica un hermoso homenaje en este artículo, cuestionando la versión repetida de que la cantante se hubiese suicidado por tristezas de amor. Mujeres poetas que se suicidan por amor es ya un género de la canción o relatos románticos ("Te vas Alfonsina", sobre Alfonsina Storni), pero la muerte autoinfligida es siempre un misterio que elude toda especulación. Y, como nos cuenta el artículo, mucho más en el caso de Violeta Parra. Su elección pudo ser quizás por desesperación política.
Fue ella una de las más importantes, si no la más, de quienes crearon la audiotopía de la canción popular latina en los años sesenta. Un paisaje sonoro que se extendió por el mundo, y también por España como vínculo emocional de mucha gente que situaba en Latinoamérica un espacio de esperanza de emancipación. De hecho lo era. Los deseos de cambio recorrían el continente desde el norte al sur, sobre todo en el sur. La música popular, más que las armas, fue el medio de resistencia en la marea de dictaduras crueles que recorrió el continente. Más que la Nueva Trova, más que los cantos militantes de Víctor Jara o Daniel Viglietti, la voz frágil de Violeta Parra cantando las penas de un marinero o la tristeza de un velorio de angelito (que a ella le afectaba en especial) fue el símbolo de la fuerza de los lazos débiles en un tiempo en que el mundo tuvo una posibilidad de dirigir la historia de otro modo.
Dejo en el comentario el vínculo a su canción el "Rin del angelito" empleada como banda de la película "El largo viaje" de Patricio Kaulen, en la que cuenta la historia de un niño que recorre la ciudad buscando las alas de su hermanito muerto para que pueda entrar en el paraíso.
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