Fernando Broncano R 28/4/2019 23h.· Análisis de urgencia:
Ha ganado el
Psoe por dos razones básicas: la primera, un mérito que hay que atribuir
a Pedro Sánchez, por su buen cálculo de tiempos y la convocatoria de
elecciones cuando aún no está resuelto el juicio al independentismo y
cuando aún queda en la memoria de la gente las medidas razonables del
gobierno de coalición tras la moción de censura. La segunda, que no es
mérito suyo, ha sido el fenómeno Chirac: el miedo a VOX ha llevado a
llevado a concentrar los votos en las posibilidades de frenar a la
derecha en todos los distritos donde otras opciones de izquierda no
tendrían posibilidades.
Ciudadanos ha estado a punto de alcanzar al PP, que se hunde en un abismo que llevará algunos meses calibrar en su profundidad (sobre todo económica y de sus redes clientelares). El tono de incompetencia y chulería de chico pijo de Pablo Casado ha hecho sentir nostalgia por Soraya Sáenz de Santamaría. Rivera ha recolectado los votos que se le han ido por su lado menos radical. Ahora mismo, Ciudadanos se encuentra ante una alternativa muy parecida a la que tuvo el primer Podemos: si lo hace bien, se quedará con la derecha, tal como probablemente desean los poderes fácticos. Si lo hace mal, volverá a ser la incógnita electoral.
Podemos ha salvado los muebles pero ha perdido una enorme cantidad de diputados, y ello en un contexto de crisis económica anclada, que tendría que haber permitido el recoger el voto de los damnificados. El tono moderado que Pablo Iglesias adoptó en su reentrada política ha permitido que la derrota no haya sido excesivamente dolorosa y le deja con una fuerza razonable para negociar con Pedro Sánchez. Una fuerza que tendrá que medir porque ahora sí que le pueden salir las cuentas a una coalición de Psoe y Ciudadanos. Nadie tomará las decisiones rápidamente, esperando quizás a las elecciones autonómicas, pero no está muy claro que esté garantizado un gobierno de izquierdas.
Vox: la ultraderecha ha medido sus fuerzas y ha logrado lo que es una posición explicable sociológicamente. Es el voto antisistema de los resentidos por muy diversas razones (aquí habría que aplicar ahora las tesis de la trampa de la diversidad de la derecha): miedo al feminismo, anticatalanismo, anti-intelectualismo, etcétera.
Ciudadanos ha estado a punto de alcanzar al PP, que se hunde en un abismo que llevará algunos meses calibrar en su profundidad (sobre todo económica y de sus redes clientelares). El tono de incompetencia y chulería de chico pijo de Pablo Casado ha hecho sentir nostalgia por Soraya Sáenz de Santamaría. Rivera ha recolectado los votos que se le han ido por su lado menos radical. Ahora mismo, Ciudadanos se encuentra ante una alternativa muy parecida a la que tuvo el primer Podemos: si lo hace bien, se quedará con la derecha, tal como probablemente desean los poderes fácticos. Si lo hace mal, volverá a ser la incógnita electoral.
Podemos ha salvado los muebles pero ha perdido una enorme cantidad de diputados, y ello en un contexto de crisis económica anclada, que tendría que haber permitido el recoger el voto de los damnificados. El tono moderado que Pablo Iglesias adoptó en su reentrada política ha permitido que la derrota no haya sido excesivamente dolorosa y le deja con una fuerza razonable para negociar con Pedro Sánchez. Una fuerza que tendrá que medir porque ahora sí que le pueden salir las cuentas a una coalición de Psoe y Ciudadanos. Nadie tomará las decisiones rápidamente, esperando quizás a las elecciones autonómicas, pero no está muy claro que esté garantizado un gobierno de izquierdas.
Vox: la ultraderecha ha medido sus fuerzas y ha logrado lo que es una posición explicable sociológicamente. Es el voto antisistema de los resentidos por muy diversas razones (aquí habría que aplicar ahora las tesis de la trampa de la diversidad de la derecha): miedo al feminismo, anticatalanismo, anti-intelectualismo, etcétera.
+ Fernando Broncano R · 29/4/2019
La
comunidad de Madrid sigue votando a la derecha. Las autonómicas van a
ser centrales porque en Madrid es donde se gestan las principales
corruptelas (es donde están las sedes de las grandes empresas
constructoras, etc.). Un dato: quienes sostienen que el voto a Vox
pertenece a la clase obrera no parecen estar justificados por los datos.
El sur de Madrid ha votado a la izquierda y, aunque la derecha ha
tenido un gran resultado ya no es lo que era. Vox consigue entre un 10%/
11% mientras que en los municipios de la clase media alta: Pozuelo,
Galapagar, Majadahonda alcanza el 20% y en Alcobendas el 14%. Muchos
análisis van a tener que ser repensados.
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