Marisa Peña · (IV)
"Mi nombre es Atilano Martín, natural de Ciudad Rodrigo. Soy un hombre conservador, y contemplo con estupor la participación activa de mis hijos en la defensa de la República, este cálido y extraño 18 de julio que ha puesto patas arriba nuestras vidas.He intentado que se quedaran en casa pero no me han hecho caso. Fernando , el socialista, se ha ido con sus compañeros de UGT. Carmen y Rafita , los libertarios, se han ido al Ateneo. No he podido pararlos. Finalmente se han alistado en las milicias republicanas. Madrid es un hervidero. Mi esposa María Gago, como hija de republicanos y masones andaluces, se siente secretamente orgullosa, lo sé. Tenemos miedo. Los meses pasan, caen bombas, tenemos hambre, todo se derrumba. No sabemos nada de Rafita, le han ascendido a comandante de estado mayor y es la mano derecha de Cipriano Mera. Acabará en Albatera, herido, y escapará de un camión de presos en marcha, pero no lo sabremos hasta que no consiga llegar a casa. Fernando se ha ido a Cuenca a por su mujer y su hijo y lo han capturado los facciosos. Está en una cárcel allí. Y nosotros en Madrid, la resistente dicen...Mi hija Carmen llora su derrota y quema fotos y libros en las brasas de la cocina. Los libros...Yo me voy a trabajar al Banco Central donde llevo treinta años como cajero, y al llegar me detienen y me llevan a Porlier. Me condenan por " desafecto en segundo grado". Pierdo mi trabajo. Carmen mueve Roma con Santiago, y consigue que me liberen con la ayuda de un antiguo conocido, cliente del banco ,que ahora es un gerifalte del movimiento. Entré monárquico y conservador a Porlier, y salí ferviente republicano. Lo hemos perdido todo, no nos dejan trabajar en nuestros antiguos empleos. Estamos marcados. Tenemos que abandonar la casa familiar en Chueca y marchamos a Cuatro Caminos, lejos de todo cuanto conocemos, para que nadie pueda denunciar a mi pequeña Carmen, la miliciana valiente que tanto se ha significado. Caigo enfermo de pena, de rabia, de desamparo, y es ella, mi niña, la que toma las riendas y nos saca adelante. Lo hemos perdido todo, no nos queda, siquiera, la esperanza..."
Marisa Peña. Mi bella miliciana.
En la foto: mi bisabuelo Atilano y mi bisabuela María, padres de mi abuela Carmen.
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