Marisa Peña · El 18J no es un día de celebración sino de condena. Continúo el ejercicio de memoria que realicé el año pasado dando voz a mis muertos. (II)
Pilar, que es entregada a una familia militar cercana a los sublevados y sin hijos. Tras la guerra consigo salir de la cárcel gracias a los contactos de mi hermana, monja y amiga de Carmen Polo, y lucho por recuperar a mi nieta. Lo he perdido todo y marcho con mis hijas, mi nieta y mi hijo Ramón al exilio.Me despido de mi hijo Manuel en el Penal de Santa María donde lleva preso toda la contienda. Nunca volveré a verlo. Me mantendré firme en mis convicciones socialistas y republicanas hasta el final de mis días. Nunca regresaré a mi hogar. Nunca, nada, nadie, no."
©Marisa Peña, Mi bella miliciana
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