agosto 15, 2019

Hegemonía, resistencias y prácticas políticas, tarde del 4 de Julio, de Fernando Broncano y+

Una magnífica sesión ayer con César Rendueles, Clara Ramas San Miguel, Clara Serra y Guillermo Fernández sobre la naturaleza de la nueva derecha radical. Clara Ramas hizo una aproximación filosófica al pensamiento reaccionario y las derivas de la nueva derecha desde su capacidad de movilización de afectos. Curiosamente coincidió en el tema y descripciones con el monográfico que dedica The economist esta semana a la crisis del conservadurismo y a sus derivas antiliberales, donde cita desde Rusia a Italia y España. César explicó, con su habitual perspicacia y claridad, la teoría de los "nichos vacíos": la nueva derecha radical es un sistema oportunista que va ocupando los nichos vacíos de audiencia y votos que van dejando las otras formaciones. En particular, ahora está ocupando los del patriotismo, la familia, el trabajo, especialmente los autónomos, y la España rural. Clara Serra analizó el componente antifeminista de la ultraderecha y la interpelación que hace al feminismo contemporáneo, y la necesidad de cambiar la marcha desde una presentación puramente negativa de un feminismo que es visto como una pérdida de privilegios a un feminismo que muchos varones pueden llegar a desear porque cambia la realidad para todos. Guillermo Fernández (la sesión estaba dedicada a su libro"¿Qué hacer con la extrema derecha en Europa? (el caso del Frente Nacional", comparó a Vox con la derecha europea y, frente a los que creen que no es comparable porque les faltaría el componente social o rojipardo que se extiende desde Hungría a Francia pasando por Italia, extendió la teoría de los nichos argumentando que se trata de un movimiento oportunista que tiene componentes estratégicos pero que va cambiando de focos: fue ultraliberal en la época de la socialdemocracia, ahora es superpatriótico en las angustias independentistas, mañana descubrirá los nichos vacíos de los que hablaba César. Lo interesante de esta estrategia es que es capaz de colonizar y disputar todos los iconos de la izquierda: feminismo, sí, pero contra el islamismo, sociedad del bienestar, sí, pero para nuestros ciudadanos, etc. La tesis de Guillermo es que todos los partidos de ultraderecha europeos han ido aprendiendo, y que ahora llega este fenómeno a España. Más tarde, en el relax de la post-sesión, comentaba yo con Jorge Lago y César que no tardaremos en ver a un post-Vox, o ellos mismos, defender una Renta Básica Ciudadana, pero siempre para los españoles españoles.
Antes. habían hablado José Luis Villacañas Berlanga e Ignacio Sanchez-Cuenca (una sesión sobre Imperiofilia de Villacañas) sobre cómo la disputa nacionalismo centralista vs nacionalismos de la periferia ha dislocado irreversiblemente la política española llevándose en la marea a todos los intentos de transformar el régimen de la transición. Ignacio explicó en unos iluminadores gráficos como la cuestión nacional era neutra u ortogonal al voto izquierda/derecha hace un par de décadas y cómo ahora la correlación derecha/nacionalismo de centro se ha impuesto como un tsunami.
Villacañas explicó la profunda transformación que ha sufrido el conservadurismo español, y el cómo se ha instalado un pensamiento geoestratégico donde sus defensores creen que es posible una alianza entre los "imperios", que no naciones de USA, e incluso Rusia, con la España eterna contra el origen de todos los problemas: la vieja Inglaterra. En cada crisis constitucional vuelve a surgir esta vieja posición integrista, ahora con el libro de Roca Barea, un panfleto de las fábricas FAES. Se me olvidan muchas cosas de una tarde inolvidable.
https://www.economist.com/…/the-global-crisis-in-conservati…

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Fernando Broncano R ·   4/7/2019
Tomás Rodriguez Torrellas se quejaba (no sin razón) de que las discusiones agrias en el seno de la izquierda eran signos de su retirada. Cierto. No es menos cierto también que estas discusiones, a veces en tonos mucho más agrios, fueron siempre la tradición de la izquierda en un intento de aprender de sus derrotas. No se entiende la I Internacional sin las derrotas de las revoluciones de 1848, ni las grandes discusiones que escindieron la socialdemocracia sin la derrota de la Comuna de París, ni las mucho más terribles discusiones que sucedieron a las derrotas de las revoluciones europeas y el débil y efímero triunfo en Rusia, ni la nueva izquierda sin el final de ciclo de los sesenta-principios de los setenta, uno de cuyos momentos fue mayo del 68, y que dio nacimiento al neoliberalismo. Como siempre, la discusión se escinde entre quienes consideran que el Leviathan del capitalismo todo lo impregna, incluso la propia crítica, lo que lleva a una consoladora melancolía de izquierdas, que se encuentra apacible en ser una minoría resistente (una línea transversal que va desde el neo-debordismo de Krisis, Jappé y compañía a los restos del eurocomunismo y similares) y una izquierda que busca caminos en la política y la cultura porque cree en la posibilidad de que el capitalismo esté creando sus propias contradicciones. Esta última rama de la horquilla se bifurca mucho, al menos entre quienes creen que una vuelta a lo material (las necesidades, los poderes financieros, etc.) es el lugar para pensar la trascendencia al capitalismo. Aquí aparecen variedades complicadas de clasificar por falta de posiciones claras en sus propuestas positivas, por más que sean correctos muchos de sus análisis. Y quienes creen que el triunfo del neoliberalismo se debe precisamente a que propuso una transformación y producción de las subjetividades, fue en su tiempo la promesa de la clase media y así fue percibido por los trabajadores. Para esta segunda opción, superar el capitalismo implica superar el neoliberalismo pero no en un refugio ya inexistente, sino en la propuesta de un sistema de vida más deseable. Lo que desea el trabajador no es simplemente un salario, quiere dejar de ser trabajador. Lo mismo ocurre con las identidades producidas por el no reconocimiento: disolver los géneros, disolver las calificaciones, los colores de la piel y las fronteras, no refugiarse en ellas. Atreverse a proponer un deseo de futuro, un deseo de vida y de confiar en que la toma del poder en todos los espacios de la vida desde la cama a la plaza, desde la escuela al parlamento, genere una posibilidad de la posibilidad.
No es malo discutir. Es necesario. Estamos en construcción. Perdonen las molestias.
De todo esto estamos hablando en Puerta de Toledo estos días. Jorge Lago, German Cano, Gonzalo VA y más gente hablamos ayer de esto. Y seguiremos haciéndolo. Estáis invitados porque seguiremos.





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