Javier Nix Calderón · 27/8/2017
- Vaya, he visto muy pocos policías tatuados. No es algo habitual.
- Bueno, cada vez es más normal. Los tiempos cambian y la Policía también.
- Ya, pero no es algo que veas a diario, creo yo.
- Qué va, somos personas normales. ¿No tienes colegas tatuados? Pues eso. Nosotros igual. Incluso en el Ejército y la Guardia Civil hay muchas personas con tatuajes.
- No sé, mi padre es militar y no tiene muchos compañeros con tatuajes.
- ¿Tú crees? Ellos también, lo que pasa es que sus tatuajes son de motivos históricos.
En ese momento, observé en su antebrazo un tatuaje de tres castillos superpuestos, el emblema del Hogar Social Ramiro Ledesma de Madrid, la tristemente conocida organización nazi.
- Claro, claro, como tú, ¿no? Tienes unos castillos ahí tatuados. Es algo histórico, ¿verdad?
Miró su tatuaje. Me miró. Mis ojos se clavaron en él como dos puñales. Se echó hacia atrás y con la gorra me golpeó levemente en el brazo.
- ¡Venga, circula! ¡Joder chaval, que pareces un periodista!
- Estudié periodismo en la universidad, lo suficiente para aprender a mirar.
- Pues aquí ya has mirado bastante, venga, pírate.
- Ok, venga, hasta luego.
Y eso fue todo. Debéis saberlo. Contádselo a otros. Tenemos nazis en
los cuerpos de seguridad. Qué gran país, ¿verdad? Nazis protegiendo la
democracia. Qué terrible y vieja ironía. ¿Te sientes seguro?
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