enero 28, 2021

Cómo ser anticapitalista en el siglo XXI, de Erik Olin Wright. Introd. por Fernando Broncano

 Fernando Broncano R   

lleidegger explicaba que la condición humana es estar "sin hogar" en el mundo, y cuarenta y dos años después de aquel 6 de diciembre mucha gente se siente sin hogar, constitucionalmente hablando. Yo no voté esta constitución y con otra gente hice campaña por la abstención (el "no" lo ocupaba la ultraderecha). Estar sin hogar tampoco es malo. Puedes sentirte en casa en el universo y con la humanidad, techos que tienen más extensión y variedad.
Erik Olin Wright
, uno de los más conocidos marxistas analíticos, acabó de escribir esta corta y maravillosa continuación de "Construyendo utopías reales" en 2018 cuando le habían diagnosticado un cáncer rápido y mortal. Habló con la editorial Verso y dedicó sus últimos meses (muríó el 23 de enero de 2019) a redactar estas páginas serenas, bien argumentadas, que comienzan reconociendo la fuerza de las tesis de quienes defienden la inevitabilidad del capitalismo y el que no es tan malo, para después proponer contraargumentos basados en hechos y en valores: hechos como que el capitalismo sigue una dinámica de destrucción de los recursos, que, aunque es compatible con una democracia parcial, impide cualquier reforma sustancial para hacerla más amplia. Argumentos basados en razones morales derivadas de la justicia y en oposición a la creciente desigualdad en el acceso a formas de prósperas, que no solo incluyen los bienes básicos sino también planes de vida decentes que reconozcan la diversidad humana. Razones de oposición al destejido sistemático de los vínculos sociales en los que se basan las comunidades y la cooperación. Y argumentos a favor de una estrategia que entienda el socialismo como una democracia económica, apoyada en formas híbridas de economía antimonopolistas, que incluyan a veces iniciativas públicas pero sobre todo grandes cooperativas sociales. No está mal como forma de morir emplear tus últimos meses escribiendo estas páginas. Estoy seguro que Olin Wright, al final, encontró su hogar en el


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