mayo 03, 2021

La parsimonia con la que habla Monasterio es la de quien acostumbra a mandar, de German Cano

 German Cano     23 4 21

La parsimonia con la que habla Monasterio es la de quien acostumbra a mandar, a ser obedecida en la plantación, la falta de urgencia de quien vivió entre algodones y la bota militar sobre los de abajo. La de quienes nunca necesitaron gritar porque nunca aspiraron a la democracia.
+ Óscar Sánchez     23 4 21   LOS SPLÍN DE MADRIZ, 2: ROCÍO NO ES ROCIÍTO
La SER también es Madriz, supongo, aunque se oiga en toda España. Caso de ser así, el error de VOX hoy ha estado en creer que las reglas del share en la radio y los medios en general encajan dentro de los límites de un debate electoral. Y no, lo que triunfa espectacularmente en las redes sociales queda fatal en un medio púbico al que luego justamente las redes sociales van a comentar hasta la nausea. Es decir, que la estrategia (que era una estrategia lo demuestra que la muy insensata de la Monasterio tras cagarla a fondo todavía ha reincidido con lo de "la manita") del antipartido criptofascista ha sido entender que ya son del todo confundibles los aposentos de los señoritos, donde impera en tanto ama de llaves y administradora Angels Barceló, y el sótano churretoso donde come y duerme digna pero pobremente la servidumbre, que es su caladero habitual. O sea, que lo que ha perdido esta mañana a Rocío Monasterio es tomarse el populismo de derechas tan radicalmente en serio. Claro que los señoritos de las plantas señoriales son tan zafios en la intimidad como la servidumbre de los bajos de la casa, claro que tanto unos como otros se están zampando por igual el videodrama milmillonario de la Rociíto, pero eso no se dice en alto, mujer, de eso, como decía la Régula, "oír, ver, y callar"...
Hace tiempo ya que en la derecha la consigna consiste en deshumanizar a Pablo Iglesias, como él mismo ha hecho notar. Si quieres asesinar sañudamente a alguien, comienza por llamarle "cucaracha", como sucedió en Ruanda entre hutus y tutsis. A Pablo le escrachan lingüisiticamente, además de físicamente. Ya lo hizo Ayusi la otra noche en el debate en la medida en que le fue posible, tratándole como si fuera nausebundo para la gente de bien, y Monasterio no ha hecho hoy más que seguir obedientemente en esa línea grosera y anticivilizada. Sin embargo, y afortundamente, se ha pasado de vueltas, porque aquello que parecía tan oportuno y feliz bien temprano por la mañana (propalar que Pableras et alia se hacen las víctimas, los muy resentidos y untermenschen) era un tipo de idea idónea para el estercolero nocturno y oligofrénico de las redes, pero no para el piso noble de la casa, no para la SER en Madrid-Centro en horario de trabajo y a plena luz del día. Tiene gracia la cosa: VOX, cuya única baza real, además del físico de Abascal, está en manipular los medios, no hace más que fingir denigrar a los medios, hasta que las balas les han salido por la culata precisamente en el escenario implacable de los medios y entregado con ello Madriz al bloque de izquierdas.
Yo me parto, me troncho y me mondo, con perdón. A Ayusilla, que iba lanzada a la Moncloa con esa sombra de ojos de mujer fatal que lucía el miércoles, le ha ocurrido como al Doctor Maligno de Austin Powers: su mini-yo le ha arruinado el plan, con lo bien trazado que estaba, a causa de la mayor mala leche y del gran error de cálculo de la criatura. Ahora nuestra chica tendrá que engarfiar el meñique y mordisqueárselo con ira contenida.... Rocío Monasterio, por su parte, se había creído hoy Rociíto Carrasco, en la expectavia de que la audiencia iba a aplaudir su desprecio despechado hacia Antonio David Iglesias Turrión. Pero lo cierto es que Pablo Iglesias no ha maltratado a nadie, al contrario: recibió ayer una advertencia falsa y garrulofacha que le convierte en maltratado a él a los ojos de todos. Así que fuera ya de una puta vez de nuestra ságrada nube, Rocío, que lo que alguna vez fue tragedia, como dijo el tatarabuelo de Pablo, hoy sólo puede reaparecer como farsa. Y chupa ya del frasco, Carrasco...

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