Marisa Peña · pikaramagazine.com
En
tiempos de confusión y desmemoria, de apropiaciones indebidas y
manipulaciones del lenguaje conviene acudir a las fuentes y a las
experiencias de las que nos precedieron.
El feminismo libertario es uno de los grandes desconocidos de la historia de la lucha por la emancipación y la igualdad de las mujeres. Yo tuve la suerte de conocerlo de primera mano, con mi abuela y las que para mí, una niña entonces,eran sólo sus amigas:Suceso,Aurora, Pilar,la Madrina ( cuyo nombre ahora no recuerdo) . Mujeres que preparaban bocadillos de chorizo mientras recordaban la revolución y soñaban un mundo mejor. Por ellas, por nosotras,por las que vendrán, yo creo en el feminismo emancipador y revolucionario, no en los postureos ni en las versiones edulcoradas.
El feminismo libertario es uno de los grandes desconocidos de la historia de la lucha por la emancipación y la igualdad de las mujeres. Yo tuve la suerte de conocerlo de primera mano, con mi abuela y las que para mí, una niña entonces,eran sólo sus amigas:Suceso,Aurora, Pilar,la Madrina ( cuyo nombre ahora no recuerdo) . Mujeres que preparaban bocadillos de chorizo mientras recordaban la revolución y soñaban un mundo mejor. Por ellas, por nosotras,por las que vendrán, yo creo en el feminismo emancipador y revolucionario, no en los postureos ni en las versiones edulcoradas.
Vanessa Gómez Bernal. Antropóloga
(...) Mujeres
Libres fue movimiento emancipatorio de mujeres anarquistas que surge
en 1936 en el seno del movimiento libertario español. Una de
las aportaciones más significativas proviene de cómo Mujeres Libres
concebía al ser humano y a la sociedad (una concepción proveniente de la
propia filosofía anarquista). Las concepciones de los más importantes
pensadores occidentales que dominaban el conocimiento daban por supuesto
que el orden social necesita de liderazgo jerárquico y,
particularmente, de una autoridad política capaz de guiar a la
población. También este pensamiento dominante se basaba en que la vida
social, especialmente en una sociedad compleja, no podría existir sin
estructuras de autoridad con un poder coercitivo para imponerlas. Frente
a esto, y en líneas muy generales, el anarquismo sostiene que las
jerarquías formales no sólo son dañinas sino innecesarias, existiendo
modos alternativos, horizontales y más igualitarios de organizar la vida
social, y sobre todo que, como indica la historiadora anarquista Martha
Ackelsberg: “la naturaleza humana es una construcción social, el modo
que tenemos las personas de comportarnos es más un producto de las
instituciones en la que hemos crecido que el producto de una naturaleza
inherente” (…)
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