Antonio Larrey Lázaro en EL TRASTERO DE LA IMAGINACION · TUS DERECHOS:
Me siento en la obligación de contarte una pequeña historia. En mayo de
1.886 uno grupo nutrido de trabajadores de Chicago, subversivos e
irreverentes con la autoridad, se pusieron en huelga, una huelga que
duró tres días y que dejó numerosos muertos. Querían abolir la ley que
permitía jornadas laborales de hasta 18 horas. En 1919 los trabajadores
españoles de La Canadiense también se pusieron en huelga, una
reivindicación que poco menos que paralizó la ciudad de
Barcelona y con la que se logró estipular la jornada laboral de 8
horas. Todos los que participaron en aquellas aventuras, poniendo su
físico y su futuro en juego, hoy serían tildados por la mayoría de
maleantes y agitadores sociales. Pero tú, que estás entre los que
chascas la lengua con la huelgas, que maldices los retrasos del tren,
las molestias de las manifestaciones, a los sindicalistas que no
trabajan, tú, tienes tus ocho horas, tus vacaciones pagadas, tus bajas
remuneradas, tus subsidios, en definitiva, tienes tus derechos, que los
lograron otros que se jugaron el culo por ti sin pensar en que, de haber
sido coetáneo suyo, hubieras puesto el grito en el cielo. Así que, si
no es por respeto, al menos por inteligencia histórica y hasta por
sentido común, déjalos tranquilos cuando hagan una huelga, porque sea el
que sea el derecho que reivindique, tú podrás beneficiarte aunque
pienses que son unos maleantes. Porque sí, para conseguir las cosas
muchas veces no basta con el diálogo y la paciencia, algunas veces la
sordera se cura con un buen puñetazo en la mesa. Eso de frotar la urna
maravillosa cada cuatro años está demostrado que no sirve.
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